Ha muerto el Papa Francisco: el papa ha vuelto a la casa del Padre.

El mundo permanece en silencio ante la noticia que sacude el corazón de la cristiandad: El Papa Francisco ha muerto. El anuncio ha llegado hace un rato por boca del cardenal Kevin Farrell, que ha puesto voz al dolor de la Iglesia y de millones de fieles en todos los rincones del planeta.

“Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciaros la muerte de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia”.

Con estas palabras, cargadas de emoción y reverencia, se oficializó el fallecimiento del 266º sucesor de Pedro, el primer Papa jesuita de la historia, el primero de América y el símbolo de una Iglesia que en él quiso encarnar una idea de misericordia, pobreza y cercanía a los últimos.

Un pontificado fuera de la caja

Nacido Jorge Mario Bergoglio el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, en el seno de una familia de origen piamontés, el Papa Francisco fue elegido el 13 de marzo de 2013, sucediendo a Benedicto XVI tras su histórica renuncia. El suyo fue, desde el principio, un pontificado marcado por el deseo de romper las formalidades de la Curia Romana y llevar la Iglesia “hacia fuera”, a las periferias del mundo.

Desde sus visitas a Lampedusa hasta su firme compromiso con la paz, desde sus gestos simbólicos hacia los migrantes hasta sus duros tonos contra la “mundanidad espiritual” y la corrupción interna en el Vaticano, el Papa Francisco ha representado un cambio profundo, amado por muchos, criticado por otros, pero imposible de ignorar.

¿Un Papa “político”? O sólo pastoral hasta la médula

A lo largo de los años, el Papa argentino ha provocado a menudo debates por sus posiciones, a veces consideradas demasiado “progresistas” por algunos círculos católicos. Su franqueza, su lenguaje directo y su implicación en cuestiones sociales como el cambio climático, la economía y la justicia global le han situado en el centro del debate público mucho más allá de los confines de la Iglesia.

Pero más allá de la polémica, queda la figura de un hombre que buscó, con sinceridad y tenacidad, traducir el Evangelio en acciones concretas, llevando el mensaje de Cristo a los lugares donde el dolor, la pobreza y el abandono gritan más fuerte.

La Iglesia de luto, el mundo en oración

Hoy la Iglesia está de luto. Los fieles de todo el mundo se reúnen en oración por el alma del Papa que les ha guiado durante más de una década. En las próximas horas se anunciarán los detalles del funeral y del solemne ritual que acompañará al Santo Padre en su último viaje terrenal.

La maquinaria vaticana ya está en marcha: se abre la llamada “Sede Vacante “, el período que precede al Cónclave del que saldrá el nuevo Pontífice. Un momento de transición delicado y profundamente espiritual, durante el cual los cardenales serán llamados a discernir qué rostro, qué guía, quiere Dios para su Iglesia en este tiempo histórico.

“Gratitud por su ejemplo de verdadero discípulo”.

En su anuncio, el cardenal Farrell concluyó con unas palabras que encapsulan la esencia del pontificado de Francisco:

“Con inmensa gratitud por su ejemplo de verdadero discípulo del Señor Jesús, encomendamos el alma del Papa Francisco al infinito amor misericordioso de Dios Uno y Trino.”

Una acción de gracias que resuena como un eco en el corazón de millones de personas. Porque más allá de diferencias o sensibilidades personales, el Papa Francisco ha dejado una huella indeleble en la historia de la Iglesia y del mundo.

Resta aggiornato

Invalid email address
Promettiamo di non inviarvi spam. È possibile annullare l'iscrizione in qualsiasi momento.